domingo, 17 de abril de 2011

VACACIONES

Me he escapado a Francia unos días para  descansar en el campo em medio del silencio y la tranquilidad de este lugar. Verdaderamente no nos damos cuenta de la vida de un profe hasta que estamos de vacaciones. No hay un momento de descanso cuando vives rodeado de adolescentes cada cual con sus hormonas. Cuando no son dos que se han pegado, es uno que se ha caído, el otro al que han echado de clase por molestar, uno más que viene a preguntar no sé qué, el siguiente para que firmes la salida, de pronto recuerdas que tienes una reunión con los tutores y dos madres esperando para encontrar un culpable, no importa quien sea, de los suspensos de su hijo, una clase que te espera, el ordenador que ha decidido hacer tonterías, un compañero que quiere hablar de un alumno que tiene tal o cual problema, dos llamadas telefónicas a la vez, exámenes que corregir....., y eso todos los días.
Y te dices a tí misma que a ese ritmo no llegas al Viernes...., pero llegas, y la semana siguiente es igual añadiendo la evaluación de diagnóstico, o las sesiones de evaluación por la tarde, o más trabajos para corregir y temas para preparar, y la verdad es que cuando llegan las vacaciones el comentario es unánime : uffff se me ha hecho larguísimo el trimestre, verdaderamente tenía necesidad de vacaciones.
Y es verdad. Este trabajo es igual de maravillosos que de estresante, hay que improvisar continuamente porque los adolescentes cambian de un día para otro, ninguna clase es igual a la anterior, pueden surgir mil historias a lo largo de la semana, haces mil tareas diferentes la mitad de las cuales son sobre la marcha, de manera que de lo que habías pensado hacer a lo que realmente haces, no hay ningún parecido.
Y sin embargo hay algo en esta profesión que engancha, al menos a mi. Seguramente el reto de luchar contra todos, contra los alumnos que no quieren aprender, contra la sociedad permisiva que no educa en valores, a veces contra unos padres desbordados como nosotros que ven  como sus hijos se escapan cada día un poco más incapaces de hacerse con ellos, contra una administración que recorta nuestros sueldos como si fuéramos millonarios y que después de habernos bajado y congelado el salario, nos exige cada vez mayores esfuerzos para implantar esto y lo otro, siempre a golpe de decretazo y a las costillas de los mismos.
Pero a pesar de todo yo amo mi profesión cada vez que encuentro un alumno que me sonríe, que viene a verme después de años y años de reñir con él, cada vez que cambio impresiones con algunos compañeros que la ven como yo pero sobre todo....... amo mi profesión cuando los hijos están con sus padres porque significa que yo estoy de vacaciones y que durante unos días soy dueña de mi tiempo, no tengo que correr de un lado para otro y los adolescentes están lo suficientemente lejos como para olvidarme de ellos.

jueves, 14 de abril de 2011

LOS PROFES DIGITALES

Hola a todos. Inmersa en el congreso Escuela 2.0 y animada por estas cosas de la tecnología digital me he dicho a mi misma : ¿ y por qué no puedo yo crear un blog?. Pues aquí está. ¿Para qué?. Para deciros a todos los profes digitales ( pues mucho me temo que al final ese es nuestro destino), que desterréis el miedo que veo en algunos de vosotros ante esa nueva escuela que nos están metiendo por los ojos..... y por los decretos.
Los que contéis con eso que delicadamente podemos llamar "una cierta edad", entre los que me apunto, paraos un momento a pensar en las muchas leyes, reformas, cambios, decretos y un sin fin de novedades a las que nos hemos enfrentado a lo largo de nuestra carrera profesional y..... a las que hemos sobrevivido con más o menos efectos colaterales. 
Ahora, al final casi de nuestra docencia activa, he aquí la última de ellas : las aulas digitales, el proyecto Escuela 2.0, las PDI, los NETBOOKS, BLOGGEAR,  y una maraña de anglicismos , siglas, palabras que los gurús de la informática pronuncian con una envidiable soltura y que a muchos nos dejan con cara de estar escuchando un idioma desconocido e incomprensible.
Los claustros andan revueltos con este "tsunami" que se les viene encima. Algunos de sus miembros miran con recelo a quienes osan decir que el futuro de la escuela pasa inevitablemente por la digitalización, otros se declaran abiertamente insolventes para acometer tamaña tarea, los hay que con suspiros de alivio calculan el tiempo que les queda hasta su jubilación y descubren que a poco que se retrase ellos se salvan del  oleaje y hasta los hay que, posiblemente para ocultar ese temor e inseguridad que inevirablemente produce lo desconocido, cargan las baterías de su rechazo aduciendo intereses espúreos de algunos para acometer semejantes gastos cuando hemos sufrido en nuestros propios sueldos los efectos de la crisis.
Parto de la base de que todas las posturas son respetables, de que cada cual tiene derecho a tener los temores que le apetezca y las ganas de innovar en su profesión que su voluntad le dicte. Pero lo que es incuestionable es que la era digital está llamando a la puerta de los institutos como en su día llamó la Reforma, la LOGSE y cuantas otras novedades hemos capeado para llegar hasta hoy.
La asistencia al congreso me ha hecho comprender dos cosas : la primera es que es inútil decir que no estamos cuando la tecnología llama a la puerta, porque cuando hay muchas puertas que ya se han abierto significa que el decretazo está al llegar. La segunda cosa es que gracias a Dios este mundo digital es tan grande, tan amplio y tan variado que todo tiene cabida en él, desde los grandes proyectos basados en MOODLE, hasta las plataformas más complejas, los blogs más elaborados, pasando  por otros logros más humildes con los que comenzar. 
El secreto seguramente está en no asustarse, en abarcar pasito a pasito lo que los conocimientos de cada cual le permitan, en situarse en un mundo pequeño y asumible en medio de este vasto mundo digital , en trabajar en equipo para aprender de los que ya saben o en lanzarse y experimentar para , poco a poco, adquirir esa competencia digital sin la cual , al parecer, no somos nada o casi nada.
El otro secreto pasa por el sentido común como en casi todas las cosas, ni lo que viene es  la panacea para que nuestros alumnos aprendan más,  ni  lo que ahora tenemos ,de repente no sirve para nada, posiblemente mezclar ambos ingredientes sea la solución para encarar la revolución tecnológica en las aulas sin que ésta suponga un cataclismo en los centros escolares.
Por eso ante la disyuntiva : ¿libro digital vs. libro de papel?, ¿ pizarra digital vs. pizarra de tiza?, ¿explicación del profesor vs. autoinformación en internet?..... yo digo... las dos. La práctica docente está llena de momentos y en esos momentos tienen cabida todos los instrumentos, todas las metodologías y todas las actividades, solo es cuestión de elegir la más idonéa para lo que el profesor pretende conseguir en ese momento. Lo que no se cuestiona es que el ingrediente principal ha de ser en todo momento la ilusión del docente por su profesión, la conexión con sus alumnos ( eso que a veces llaman motivación), la intención de abrir un mundo de saberes, de conocimeintos, de valores, en suma la intención de conducir a esos alumnos por la difícil senda de convertirse en adultos pues no olvidemos entre tanta maraña de términos, competencias y objetivos, que la primera y la última tarea de un profesor es compartir con sus alumnos su proceso de aprendizaje, de maduración y de apertura al mundo y para ello tenemos que tener claro hacia qué mundo queremos llevarlos que no puede ser otro que aquel en el que van a tener que vivir y desenvolverse.
Una vez me dijeron que la ventaja de ser profesor no está en el sueldo ( esto es cada vez más claro), ni en las vacaciones ni en los horarios. La ventaja de ser profesor es que es una profesión anti aburrimiento, anti anquilosamiento y que te obliga a estar en constante evolución y con los años he descubierto que justamente es eso lo que a mi me gusta. Desde esa perspectiva encaro el "tsunami digital" puesto que me va a obligar a reciclar y poner al día nuevos saberes y conocimientos que de otro modo tal vez me hubiera perdido. Además, ¡qué queréis¡, me mata la curiosidad por aprender de todo, una es así.